Los cuatro músculos del manguito rotador (supraespinoso, infraespinoso, subescapular y redondo menor), envuelven la cabeza humeral. Estos músculos nacen de la escápula y se unen a la cabeza humeral a través de sus respectivos tendones. En ese trayecto, los tendones supraespinoso e infraespinoso pasan por un desfiladero entre la cabeza del húmero y el acromion (una parte de la escápula), denominado espacio subacromial. Entre los tendones y el acromion existe un tejido lubricante llamado la bursa subacromial para permitir un deslizamiento sin fricción de los tendones por debajo del hueso. En los movimientos en separación del brazo, se incrementa el contacto entre la zona de inserción del supraespinoso e infraespinoso (troquiter, o tuberosidad mayor), y la parte inferior del acromion. Actividades repetidas en separación del brazo pueden favorecer la degeneración tendinosa y la compresión sobre los tendones.
El tendón supraespinoso, por ser el más expuesto, es donde con mayor frecuencia asienta la patología degenerativa, seguido del infraespinoso, y mucho más raramente el redondo menor. El subescapular está en la parte anterior del hombro, pasando por debajo de la coracoides (otra prominencia del complejo hueso escapular), y se inserta en la tuberosidad menor o troquín. Los tendones infraespinoso y redondo menor son rotadores externos del brazo, y también contribuyen a la elevación y separación del mismo, como lo hace el supraespinoso, mientras que el subescapular es principalmente un rotador interno del hombro. Por fuera de los tendones del manguito rotador, el potente músculo deltoides, que da la forma externa al hombro, actúa como separador del brazo, aunque para ejercer su acción de separación del brazo a menudo requiere que los músculos del manguito rotador inicien el movimiento previamente.
Cuando los músculos del manguito rotador están severamente dañados, el deltoides puede no ser capaz de compensar su acción, y se puede producir una elevación de la cabeza del húmero que entra en contacto con el acromion.
Para ejercer su acción, los músculos del hombro reciben estímulos eléctricos de los diferentes nervios que los inervan, y estos a su vez también pueden sufrir daños por compresión o procesos inflamatorios. El nervio supraescapular inerva al músculo supra e infraespinoso, y el nervio axilar inerva al músculo deltoides.