Artrosis y deporte

No hay evidencias científicas claras de que la actividad física o el deporte en sí mismo condicionen la aparición de artrosis. Es diferente cuando existen lesiones previas, alteraciones de la alineación, trastornos metabólicos o reumáticos.

Por lo tanto, no existe una relación directa entre el deporte y el desgaste del cartílago articular, es más, sí que se conocen los beneficios del ejercicio físico para el mantenimiento y recuperación del cartílago articular, que no la regeneración, ya que el cartílago por vía natural no se regenera.

Del mismo modo, no hay deportes en los que al practicarlos de forma asidua se desgaste más el cartílago de las articulaciones que otros. Sin embargo, otra circunstancia es si existen factores predisponentes como la mala técnica del gesto deportivo, cirugías previas o lesiones micro traumáticas que favorezcan la lesión del cartílago de forma crónica.

Cuando sucede un traumatismo que produce la rotura del Ligamento Cruzado Anterior (LCA), y muchas veces se asocian otras lesiones como la fractura trabecular, el edema óseo, la contusión sobre el cartílago, la rotura de menisco… estas lesiones concomitantes, sobre todo si son de alta energía, inician el mecanismo de degeneración del cartílago al producirse fenómenos inflamatorios y daño del tejido que lo alimenta, apareciendo de forma crónica la artrosis.

Los deportistas no tienen más posibilidades de desarrollar artrosis en la rodilla que las personas sedentarias. Es más, el ejercicio y la actividad física son medidas preventivas muy reconocidas para evitar el deterioro de las articulaciones y el aparato locomotor.

Aunque en ocasiones se dice que los corredores tienen más posibilidades de desarrollar artrosis, no hay datos que lo evidencien en deportistas sin alteraciones de alineación. Éste es uno de los motivos por lo que es muy importante el reconocimiento médico deportivo para realizar el consejo deportivo y adecuar el deporte a la persona que lo va a realizar.

Deporte en personas con artrosis

En personas con artrosis incipiente se recomiendan actividades de no impacto, y las que no produzcan fenómenos inflamatorios o de dolor. En personas con artrosis establecida, los mejores deportes son de carga ligera y de movilidad, según tolerancia.

Asimismo, la actividad deportiva es recomendable para prevenir la artrosis ya que retrasa todos los fenómenos degenerativos condicionados por la edad.

Las personas a las que se les ha colocado una prótesis de rodilla deben tener en cuenta que la prótesis tiene un componente metal y plástico, por lo que tiene un desgaste, así que toda actividad que condicione impacto o carga extrema produce un mayor desgaste y por ende una menor durabilidad. 

Un deportista puede volver a su práctica deportiva tras colocarse una prótesis total de rodilla dependiendo de en qué consista dicha actividad previa.