Rotura de menisco

Los meniscos son fibrocartílagos (cartílagos fibrosos) que se sitúan entre las superficies del fémur y de la tibia para hacer que estas encajen una con otra (congruencia articular) y la rodilla se mantenga firme (estabilidad articular).

Unidad Especialistas Traumatologos

Los meniscos son estructuras de amortiguación y congruencia, que disminuye el roce entra las carillas articulares de la rodilla y dan estabilidad a la rodilla. Son imprescindibles para la normal biomecánica de la rodilla. Los meniscos ayudan también a repartir la carga que llega desde el fémur para no sobrecargar las superficies articulares de la rodilla; y ayudan a la distribución del líquido sinovial.

Hay un menisco interno, entre el cóndilo femoral interno y la superficie de la tibia; y un menisco externo, entre el cóndilo femoral externo y la tibia.

La rotura de menisco suele originarse por un movimiento de flexión/rotación de la rodilla. Cuando el mecanismo de lesión es de poca intensidad, la lesión es parameniscal (alrededor del menisco), sin rotura del mismo. Si la intensidad es mayor se produce la rotura de menisco o desinserción meniscal. En personas de edad avanzada que hacen deporte, cada vez se ve con más frecuencia la lesión del cuerno posterior del menisco interno.

Clínica

Un menisco roto es la lesión más frecuentemente se ve en los deportistas, por lo que es importante que los traumatólogos y médicos del deporte mantengan al día sus conocimientos clínicos sobre cómo diagnosticar estas lesiones, y a conocer las posibilidades terapéuticas de las que disponemos hoy en día.

La rotura de menisco produce dolor en la cara interna o externa de la rodilla. Cuando se rompe el menisco, puede desplazarse fuera de su sitio (luxación de menisco) y provocar el bloqueo de la rodilla, es decir, limitar la extensión de la rodilla a partir de cierto ángulo.

Puede haber derrame articular (líquido en la rodilla, que aparece hinchada) tras la rotura, pero es raro que haya sangre en el derrame. Cuando hay sangre suele indicar una lesión asociada de un ligamento cruzado o una fractura ósea.

Diagnóstico

La base del diagnóstico es la exploración de la rodilla. Se desnudan las piernas y le ordenamos caminar (normal, de puntillas, y talones), y ponerse de cuclillas, si es posible. Debemos de valorar si el paciente tiene deformidad de las extremidades, como varo de rodilla (arqueamiento concavo de las rodillas) , o valgo de rodilla, (arqueamiento convexo de las mismas).

Posteriormente se coloca al paciente tumbado en la camilla, y vamos observando si existe derrame, cómo está la musculatura de la pierna, y si la movilidad de la rodilla es completa e igual que la contralateral. Posteriormente, se realizan las distintas maniobras exploratorias para cada uno de los meniscos.

El paciente debe realizarse una rx de rodilla, en la que podremos observar si la estructura ósea está bien y si existe deformidades en valgo, o varo, y además observar si el espacio articular entre los extremos óseos esta conservado.

Cuando hay sospecha de lesión meniscal se recomienda una resonancia, donde podemos observar los meniscos y su morfología y en muchas ocasiones determinar el tipo de rotura de menisco, si existe luxación del mismo, y si hay derrame asociado.

El diagnóstico definitivo se hará durante la artroscopia de rodilla hecha bien con fines diagnósticos o bien con intención ya de hacer un tratamiento.

Tratamiento

El tratamiento depende de la incapacidad que la lesión produzca al paciente, de la morfología de las rodillas y del paciente en si. Por ejemplo, se puede ser más conservador en lesiones degenerativas que aparecen con la edad porque son más tolerables; y a lo mejor hay que ser más agresivo en lesiones del menisco interno en un paciente con desviación de las rodillas en varo, porque es más importante para mantener la estabilidad.

En las lesiones agudas traumáticas del menisco es importante valorar la necesidad de cirugía reparadora. La cirugía del menisco se realiza habitualmente por artroscopia, es decir, se utiliza una cámara que se introduce por una pequeña incisura en la articulación, y así podemos identificar desde dentro el problema y solucionarlo.

Las dos técnicas más habituales son la meniscectomía parcial y la sutura meniscal. Se prefiere, siempre que sea posible, la sutura meniscal porque conserva el menisco íntegro y tiene mejor resultados a largo plazo. Cuando el menisco se rompe por su borde libre, sin embargo, se recurre a la extirpación parcial del menisco (meniscectomía parcial).

Desde hace años se desaconseja la extirpación total del menisco (meniscectomía) porque mutila la rodilla, produce una incongruencia de las superficies articulares y facilita el desarrollo de la artrosis compartimental de la rodilla.

Ambos procedimientos se realizan por técnicas artroscópicas. De pendiendo del paciente y de sus antecedentes se realiza la cirugía con anestesia local o con anestesia raquídea. El procedimiento dura una media de 90 minutos, y en muchos casos pueden abandonar el hospital el mismo día de la intervención o a la mañana siguiente

Recuperación tras la cirugía

Tras la meniscectomía parcial el paciente puede apoyar el pié desde el primer día, aunque se recomienda una semana de reposo relativo. Posteriormente se recomienda rehabilitación para recuperar la funcionalidad de la rodilla. En mes o mes y medio se espera que el paciente haga una vida normal.

Tras la sutura meniscal el paciente debe permanecer 3 semanas sin apoyar la pierna, y moviendo de forma limitada la misma (no doblándola más de 90º). Pasado ese tiempo se inician el apoyo y la rehabilitación. Hasta los 4 meses tras la cirugía no puede reincorporarse a su actividad deportiva habitual.

Unidad Traumatologos Clinica Cemtro

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